El 16 de julio del 2014 fue un día de terror, sin embargo, quisiera contarles unos detalles antes de este día. Mi nombre es Anyoleth Villalobos en ese momento tenía 15 años recién cumplidos en marzo, parecía ser que estaba en la flor de la vida, en mis quince primaveras en las cuales todas las chicas se convierten en princesas y lo que más resalta es su belleza, vigor y buena salud. Y bueno, efectivamente era una joven muy activa, siempre ocupada en clases de violín, en la banda musical del colegio, en el coro de la iglesia y con la red juvenil de la congragación; siempre corriendo de un lado a otro tratando de abarcar todas mis responsabilidades y con toda la energía.

Sin embargo, en mayo empecé a notar cambios en mi cuerpo, ya no tenía las mismas fuerzas, comencé a bajar de peso, en junio empecé a enfermar al parecer era una infección de glándulas la cual se quitaba con antibióticos, los tomé por 15 días y no se quitaba, fui de nuevo al médico y al parecer el antibiótico no funcionó, me recetaron uno diferente y lo tomé. Pero, ya era julio y las fiebres y la infección no cesaban, ya mi color en la piel se había perdido y lucía amarilla, ya ni siquiera podía ir al colegio. Tuvimos que recurrir a un médico nuevamente a la Clínica Santa Catalina donde me realizaron un hemograma y como se podrán imaginar no salió nada bien. Fui remitida urgentemente al Hospital San Juan de Dios.

Por consiguiente, ahora sí les contaré lo sucedido el 16 de julio del 2014, ese día llegamos a urgencias, le entregamos la referencia al médico, él nos dio la noticia a mi madre y a mí que al parecer yo tenía leucemia. En ese momento todo mi ser se desvaneció, mi mamá entró en shock y prácticamente estaba fuera de sí, yo no paraba de llorar y tuvimos que llamar a mi papá para que me cuidara mientras mami se recuperaba o al menos entraba en sí. Lo peor es que la pésima noticia nos afectó a todos, ni aún mi papá podía contener sus sentimientos encontrados y ganas de llorar. Poco después sucedió algo muy peculiar, mientras yo estaba llorando sentí que alguien habló a mi corazón, yo no se si usted cree o no en Dios, pero sea lo que fuera esa voz interna me dijo que me tranquilizara ( fue como un regaño u exhortación) en fin ya me habían anunciado la muerte; porque eso es lo que uno piensa cuando dicen la palabra cáncer, y si ya tenía ese diagnostico lo peor que podía pasar era morir, en contraste, lo mejor por suceder sería sobrevivir. De manera que llorando y deprimiéndome no lo podría lograr, entonces, lo que restaba por hacer al menos de mi parte era tener una actitud positiva ante un periodo porvenir que sin duda sería muy desafiante y difícil de sobrellevar.

En seguida, tomamos otra actitud y le dije a papi que yo sería muy valiente. Posteriormente, me realizaron más estudios para confirmar que fuera lo sospechado y me internaron en la unidad de Hematología del Hospital San Juan de Dios, que por cierto ahí trabaja un equipo médico maravilloso que me apoyó en todo momento. Días después nos confirmaron que yo tenía Leucemia Mieloide Aguda y debíamos empezar de inmediato con el tratamiento de quimioterapia. Me colocaron 7 días las 24 horas la quimio. Sin embargo, no funcionó del todo aún tenía células malignas, por ende, decidieron colocarme otros 5 días las 24 horas otro tratamiento de quimioterapia. Les comento que esto me devastó, fue tan fuerte, eran tantos efectos secundarios combinados al mismo tiempo que ya ni siquiera reconocía que parte del cuerpo me dolía, y para empeorar el panorama, me entró una bacteria en la sangre que me estaba matando, yo tenía hemorragias por todo lado, orinaba sangre, defecaba sangre y por la nariz también me salía sangre. Fue un periodo muy difícil en el cual pensé que no lo iba a lograr. Luego me recuperé un poco y en una de las visitas mi doctora me dio la noticia de que estaba en remisión, literalmente pensé que era un sueño o que estaba delirando por los medicamentos, pero no, esta vez sí era una hermosa realidad.

Después de esto me indicaron que debía someterme a un trasplante de médula ósea en el cual mi madre que tenía el 50% de la compatibilidad me donó. Fueron cinco meses y medio internada. Y por fin salí en diciembre del 2014.

Yo de verdad quisiera contarles más detalles, pero no terminaría. Lo que les puedo recomendar es que si están pasando por esta situación por favor tomen una actitud positiva ante la adversidad, esto hace una gran diferencia en el proceso y creo que eso que pasamos nos enseña mucho de la vida, es como una escuela y aprendemos a valorar tantas cosas que antes veíamos insignificantes. Les animo a seguir adelante porque de esta muchos hemos salido y ahora estamos muy bien, no pierdan la esperanza.


 

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