Mi historia comenzó en el 2014. A finales de ese año comencé a sentir dolores de espalda, los cuales pensaba que eran consecuencia de un accidente de tránsito que tuve ese año en el mes de mayo. Pasó el tiempo y el dolor continuó. El año siguiente, empecé a sentir una picazón en todo el cuerpo, pero los doctores con los que consulté me decían que era por estrés o por cualquier motivo menos el real.
En el año 2016 mi cuello comenzó a incrementar su tamaño. De esta manera finalmente en setiembre, me diagnosticaron un linfoma de Hodgking en etapa 4, con lesiones en el mediastino, vertebras, hígado, y pelvis. Al conocer por fin mi diagnostico una parte de mí se alegró, ya que por fin tenía la solución para lograr dormir, porque los continuos dolores de espalda y picazón no me lo permitían.
Tuve 9 sesiones de quimioterapia, que resultaron bien para mis huesos, pero aparecieron más lesiones en el hígado y en el bazo, en el cual en principio del proceso no estaba afectado. El doctor me cambió el tipo de quimioterapia por otra más fuerte, y los resultados fueron positivos, pero aún quedaban algunas cositas dentro mí, y fue en ese momento cuando el doctor me habló del trasplante, el cual resultó para mí una ilusión de ver el fin de este camino.
El trasplante lo esperé con ansias, sabía que no iba ser fácil, pero siempre con alegría de que ese era el camino para volver a mi vida. Fueron unos meses complicados, perdí mucho peso y pasé variadas situaciones que uno pensaría “no son tan agradables”. Pero lo importante es que ya no tenía lesiones en mi cuerpo.
Todo dolor, mareo, nauseas, cansancio, dolores de estómago, etc… lo que sea de las miles de cosas que tienen efecto en nosotros la quimioterapia ¡VALE CADA GOTA! Estar con salud, levantarse, es algo maravilloso.
El proceso deja cosas maravillosas. A pesar de que en el momento de mi vida en que fui diagnosticado todo parecía ir bien, estaba terminando mis estudios en música, había ganado algunos concursos y venía de hacer una gira en Europa, me tuve que detener en casi todo. Pero valió la pena. La experiencia es algo que me cambió la vida para bien en todo sentido. A finales del 2017 terminé este camino, que me dejó con ganas de vivir y ser feliz. Me casé, y estoy estudiando junto con ella en Paris lo que nos apasiona, que es la música.