Hola mi nombre es Lizandro Chaves Castillo
Mi testimonio inicia cuando a los 12 años, tenía muchos problemas de salud, los doctores de hematología decían que se debía al crecimiento, me indicaron tomar medicamentos que solo me ayudaban a bajar el dolor
Después de mucho tiempo y de muchos exámenes, en una prueba de médula salió que padecía una enfermedad llamada Síndrome Mielodisplasico, consistía en una pre-enfermedad que producía células llamadas Blastos en mi médula ósea (células cancerígenas) pero era un porcentaje muy pequeño de células cancerígenas, para ese tipo de enfermedad no había tratamiento.
Al año y cuatro meses mi síndrome Mielodisplasico se convirtió en un Leucemia Mielode aguda (LMA) que tenía un 95% de células cancerígenas en mi cuerpo, pero gracias a esa enfermedad pude tener un tratamiento para poder sentirme mejor. Después de casi un año de tratamiento de quimioterapia mi de médula ósea quedo limpia de células cancerígenas y ahora lo que tocaba era recuperarme. Pero mi lucha ahí todavía no terminaba ya que la enfermedad volvió, lo que significaba volver a dejar mi casa, mi cuarto y mi seres queridos para estar de nuevo internado pasando momentos feos y bonitos para después volver estar con mi familia.
Mi enfermedad dio mucha lucha, entonces mi doctora tratante me dijo que era necesario someterme a un trasplante de médula el cual me iba ayudar a tener mejor calidad de vida. Fue muy doloroso para mi y mi familia ya que mi hermana menor tenía que también someterse a una extracción de células madres. El tratamiento que recibí lo superé con apoyo de mi familia y la fe que tenía por salir adelante, lo logre y pude estar muy bien durante casi 9 meses cuando de nuevo volvió la enfermedad.
De nuevo comencé el tratamiento de quimioterapia, la Dra me dijo que la recaída se debía a que las células de mi hermana era idénticas a las mías, en ese momento me asusté mucho porque pensé que ya no había nada más que hacer por mi vida, yo le pregunte a la Dra que podría hacer ella con la ayuda de Dios, y me dijo yo era candidato y capaz de someterme a un nuevo trasplante de médula ósea, esta vez la donante era mi mamá que por segunda vez me iba a dar vida. La Dra me dijo que el tratamiento esta vez iba a ser mas largo y más duro pero con las ganas de vivir que yo tenía podía salir adelante.
Ahora tengo 8 años de transplantado y todo gracias a Dios y a la Dra que puedo contar mi testimonio a otras personas. Me volvería a someter a cualquier otro tratamiento para vivir aunque sea un poco mas, ya que vida solo hay una y tenemos que aprovecharla al máximo, y quiero vivirla por todos los amigos que perdí en esta dura lucha.