Mi nombre es Bill Zamora Guzmán, fui diagnosticado un 11 de diciembre del 2016 con una Leucemia de Linaje Mixto al tener 18 años, una enfermedad sumamente agresiva, los primeros síntomas fueron un poco de cansancio, cuando iba al gimnasio no tenía la misma fuerza para terminar las rutinas, sudoración nocturna, pero el desencadenante fueron episodios fuertes de migraña con pérdida de la vista, a tal punto que no podía observar mis manos. Ese día me mandaron de urgencia al hospital a realizar unos exámenes de sangre que salieron alterados en los glóbulos blancos, por lo cual me dejaron esa noche internado para el día siguiente realizarme un examen a las 7am. Una prueba de médula ósea que salió alterada, mi sangre estaba infectada a un 85% de células malignas.
Quedé internado recibiendo 6 meses de quimioterapias en varias sesiones, a la mitad del tratamiento ya no me estaba funcionando, por lo que los médicos decidieron aplicar un ciclo de quimioterapia muy agresivo como última opción para ver si mi médula se limpiaba completamente, lo cual se logró gracias a Dios.
Tenía que ser trasplantado urgentemente ya que la enfermedad podía regresar más fuerte que antes, se iniciaron los exámenes con mis hermanos para ver si había compatibilidad, todos salieron negativos, por lo que mi mamá al ser 50% compatible sería la candidata.
El trasplante tenía muchos riesgos al no ser 100% compatible con mi mamá.
Inicié la preparación al trasplante con 12 sesiones de radioterapia cráneo-espinal, seguidos de 7 días de quimioterapia, me perforaron el pulmón izquierdo con un catéter que necesitaban para poder pasar la médula de mi mamá, que ya estaba recolectada en ese momento, con sellos de tórax y 2 operaciones de pulmón, con muy pocas expectativas de vida fui trasplantado con éxito el 28 de Julio del 2017 en el hospital San Juan de Dios, en mi país Costa Rica.
Pasé un mes muy crítico con muchos cuidados por parte del excelente equipo de enfermería, seres humanos con mucha vocación que me cuidaban las 24 horas del día, con baños, curaciones etc. Voy a resaltar a 2 enfermeros y 1 doctora muy especiales en mi recuperación tanto en la parte física, emocional y psicológica, Kembly Ávila, Manuel Zúniga y la Dra Tatiana Stephens, personas que siempre me animaron en todo momento.
A los 6 meses post trasplante empezaron a venir los efectos secundarios, un EICH crónico en piel, muchas bacterias en mi organismo, entre ellas una neumonía, un clostridium en mi intestino y muchas más que para la honra y gloria de Dios fueron sanadas.
3 años después del trasplante aún tengo secuelas del trasplante, una esclerósis en mi piel y una neuropatía que están siendo tratadas y serán sanadas cuando Dios lo permita.
Agradecido con la vida, he aprendido a valorar cada minuto, sin el trasplante no hubiera sobrevivido 8 meses según los especialistas.
Siempre doy mi testimonio a muchas personas que necesitan aumentar su fe y constatarles con hechos reales que Dios existe y que con El saldremos siempre adelante, ninguna enfermedad, diagnóstico o situación es más grande que Dios.